La siguiente es una charla imaginaria entre Cristina (CFK), Ayn Rand (AR) y Henry Hazlitt (HH).
CFK: Muy buenos días. Vengo con mucha fuerza, con muchas esperanzas, con muchas ilusiones. Hoy es un día de mucha paz, de mucha tranquilidad, de mucha felicidad de poder encontrarme con ustedes para charlar, entender lo que es un emprendedor, lo que es un empresario, lo que significa la cadena de valor.
AR: Un comerciante es alguien que gana lo que obtiene y no da ni toma lo inmerecido. Un comerciante no pretende que se le pague por sus fracasos, ni que se lo ame por sus defectos. Un comerciante no despilfarra su cuerpo como si fuera forraje, ni su alma como si fuera limosna. Así como no entrega su trabajo excepto a cambio de valores materiales, tampoco entrega los valores de su espíritu -su amor, su amistad, su estima- como no sea en pago por virtudes humanas, en pago por su propio placer egoísta, que él recibe de hombres a los que puede respetar.
CFK: Creo que los argentinos, todos, debemos entender cómo debe funcionar nuestro país, y cómo debe funcionar la actividad empresaria. Muchas veces cuando vienen períodos o épocas, como las que hoy están en el mundo, producto no de la Argentina, no de nuestros empresarios, producto no de nuestras economías, entonces creen que, tal vez, deban retraerse o tal vez achicarse para preservar lo que se ganó y entonces el resto no importa.
AR: No reconozco a nadie derecho alguno sobre un minuto de mi vida. Ni sobre parte alguna de mi energía. Ni sobre ningún logro mío. No me interesa quién lo pida, cuántos son los que lo hacen, ni el tamaño de su necesidad. Lo que vale es lo que el hombre es y hace de sí mismo, no lo que haya o no haya hecho por los demás. No hay sustitutos para la dignidad personal. No hay más parámetro de la dignidad personal que la independencia. Quien intenta vivir para los demás es un dependiente. Es un parásito en su motivación y hace parásitos a quienes sirve.
CFK: Todos debemos tener mesura, yo la primera de todos. Me gustaría por ahí decir muchas cosas, ustedes me conocen, pero no, lo único que pido al menos es el decoro y la mesura del otro lado.
AR: Tú, adorador del cero, nunca has llegado a descubrir que vivir no equivale a evitar la muerte; que alegría no es ausencia de dolor, inteligencia no es ausencia de estupidez, luz no es ausencia de oscuridad, y una entidad no es ausencia de no-entidad. No se logra construir absteniéndose de demoler; siglos de espera en tal abstinencia no levantarán ni una sola columna que evitas demoler. Una persona piensa y trabaja sola. Pero no puede robar, explotar ni gobernar sola. El robo, la explotación y el gobierno presuponen la existencia de víctimas.
CFK: Hay que crear las condiciones para los diálogos, es muy difícil dialogar cuando desde el otro lado se insulta o se agravia. Creo que lo más importante de todo antes que dialogar es crear condiciones para el diálogo, y crear condiciones para el diálogo significa hablar de política sin adjetivaciones, sin insultos, sin agravios, sin descalificaciones.
AR: No tengo nada que ganar de tontos ni de cobardes; no busco obtener beneficio de los vicios humanos: de la estupidez, la deshonestidad o el temor.
CFK: En fin, hay diferentes modos de vivir, a mí particularmente me gusta la sidra, no me gusta el champagne y no es una cuestión ideológica, es una cuestión de gustos nada más. Hace unos días en este mismo ámbito hablábamos y presentábamos un Plan de Contingencia. La novedad: el Estado ha vuelto a recobrar una presencia, pero no para obturar o ahogar a los empresarios, sino que por el contrario, para, como lo dije en otras oportunidades, asociarse junto a él para profundizar, para apuntalarlo con el objetivo sí, de todos, de empresarios pero, fundamentalmente, del Estado, de preservar a nuestros trabajadores y también lograr que aquellos que aún no tienen trabajo, tengan un trabajo.
HH: La ayuda estatal a los negocios es a veces tan temible como la hostilidad del Gobierno. El verdadero problema no es si en el año X habrá tantos o cuantos millones de personas empleadas, sino cuál será el volumen total de nuestra producción en aquella época, y, en consecuencia, nuestro nivel de vida. Las tribus primitivas están desnudas, su alimentación y alojamiento son míseros, pero no padecen paro. No hay nada más fácil de conseguir que el empleo total cuando, considerado como un fin, queda desligado del objetivo de la plena producción. La producción es el fin; el empleo, únicamente el medio de conseguirla. No podemos prolongar indefinidamente un estado de pleno rendimiento de nuestra economía sin engendrar al propio tiempo empleo total. Por el contrario, podemos conseguir fácilmente empleo total sin haber alcanzado la producción plena.
CFK: Pero la obra pública, la inversión pública concebida como un instrumento importantísimo en el crecimiento de la actividad económica de un país, por lo que provee en materia de infraestructura social y económica, para nosotros, para esta administración, es una convicción, es un concepto político estructural que hemos venido desarrollando no solamente desde el año 2003 sino desde que nos tocó la responsabilidad de dirigir los destinos de una comunidad.
HH: Centenares de descabellados proyectos invariablemente se ejecutan persiguiendo como principal finalidad proporcionar empleos y dar trabajo, aún cuando aparezca más o menos dudosa su práctica utilidad. Por lo demás, cuanto más ruinosa sea la obra, más elevado el coste de la mano de obra invertido, mejor cumplirá el propósito de proporcionar mayor empleo. En tales circunstancias, es poco probable que los proyectos madurados por los burócratas proporcionen la misma suma de riqueza y el mismo bienestar por dólar gastado que los que proporcionarían los propios contribuyentes si, en lugar de verse constreñidos a entregar parte de sus ingresos al Estado, los invirtieran con arreglo a sus deseos.
CFK: Puedo asegurar que nunca sentí tanto placer y nunca me sentí tan… -no me gusta la palabra realizada, me hace acordar a un personaje de hace muchos años, «te sentís realizado»- pero el tema es el siguiente, cómo uno puede cumplir con los objetivos que se ha propuesto cuando se termina un camino, una ruta, una vivienda, una escuela, un hospital y luego uno pasa y lo mira, siempre pasa y lo mira. Esto me pasaba mucho en mi provincia, en Río Gallegos cuando les decía a mis hijos que cuando fueran grandes y pasaran por tal hospital o por tal ruta, le iban a decir a sus hijos que lo había hecho su abuelo. A Kirchner no le gusta mucho lo de abuelo, pero bueno, en algún momento a todos nos llega ser abuelos. Pero me refiero a lo importante que es visualizar la gestión del Estado como un lugar donde hacer cosas que puedan ser valorizadas y disfrutadas por los otros.
AR: Tú, si no fuera por nosotros, no serías capaz de satisfacer, ni siquiera de concebir, tus deseos. No serías capaz de desear la ropa que no hubiera sido confeccionada, el automóvil que no hubiera sido inventado, el dinero que no hubiera sido ideado como intercambio por bienes que no hubieran existido, la admiración que no hubiera sido experimentada por hombres sin logros, el amor que pertenece y corresponde sólo a aquellos que preservan su capacidad de pensar, de valorar.
HH: Todos los fondos del Estado proceden de las exacciones fiscales. Y el crédito mismo del Estado, tantas veces proclamado, se basa en el supuesto de que las obligaciones que asume serán afrontadas en última instancia con el producto de los impuestos. Cuando el Gobierno subvenciona o concede anticipos, en realidad grava negocios privados prósperos para auxiliar ruinosos negocios privados.
CFK: Estamos abordando el diseño de una política en materia de inversión de obra pública que no es improvisada, ni se hizo entre cuatro paredes ni es algo producido por novatos. Es gente que ha trabajado durante años, que se ha especializado en ello y que además lo ha hecho con un criterio absolutamente federal y participativo, como ha sido en definitiva también toda la obra pública que se ha desarrollado desde el año 2003 a la fecha, donde más del 85 por ciento ha sido descentralizada y ejecutada directamente por provincias o municipios.
HH: No se trata simplemente, como a menudo se supone, de tomar algo del bolsillo derecho de la nación para ponerlo en el izquierdo. Esto es hablar como si el país fuera una gigantesca empresa mercantil y como si tales operaciones implicaran meros apuntes contables. Los inversores estatales olvidan que están tomando el dinero de A para entregarlo a B. Mejor dicho, lo saben muy bien; pero en tanto extensamente aluden a los beneficios que el proceso reporta a B y se refieren a las cosas maravillosas de que disfrutará y que no hubiera soñado si tal dinero no el hubiera sido entregado, pasan por alto las consecuencias que A habrá de soportar. En el mundo moderno no se aplica a todas las gentes igual porcentaje de impuesto sobre los ingresos personales. La mayor carga fiscal recae sobre un sector limitado de los contribuyentes y dicha contribución sobre la renta ha de ser suplementada mediante otros tipos de imposición. Tales exacciones inevitablemente afectan a las acciones e incentivos de las personas que tienen que soportarlas.
CFK: Como dice un viejo refrán, a Dios lo que es de Dios y al César de lo que es del César, o al revés, no sé cómo es pero se trata de eso.
HH: Cuando una empresa pierde cien centavos por cada centavo de dólar perdido y sólo se le permite conservar sesenta de cada dólar ganado; cuando no puede compensar sus años de pérdidas con sus años de ganancias, o no puede hacerlo adecuadamente, su línea de conducta queda perturbada. No intensifica su actividad mercantil, o si lo hace, sólo incrementa aquellas operaciones que implican un mínimo de riesgo. Aquellos que se percatan de esta realidad se retraen de iniciar nuevas empresas. De esta suerte, los empresarios establecidos no provocan la creación de nuevas fuentes de trabajo o lo hacen en grado mínimo; muchos deciden no convertirse en empresarios. El perfeccionamiento de la maquinaria y la renovación de los equipos industriales se produce a ritmo más lento, y el resultado, a la larga, se traduce en impedir a los consumidores la adquisición de productos mejores y más baratos, con lo que disminuyen los salarios reales.
CFK: Por la contingencia hemos remodelado, hemos rediseñado, hemos aumentado el nivel de inversión. Hemos pedido a todos los sectores sostener el nivel de ocupación.
HH: Las gentes comienzan a preguntarse por qué tienen que trabajar seis, ocho o diez meses del año para el Gobierno y sólo seis, cuatro o dos meses para ellos mismos y sus familias. Si pierden el dólar completo cuando pierden, pero sólo pueden conservar una parte de él cuando lo ganan, llegan a la conclusión de que es una tontería arriesgar su capital. De esta suerte, el capital disponible decrece de modo alarmante. Queda sujeto a imposición fiscal antes de ser acumulado. En definitiva, al capital capaz de impulsar actividad mercantil privada se le impide, en primer lugar, existir, y el escaso que se acumula se ve desalentado para acometer nuevos negocios. El poder público engendra el paro que tanto deseaba evitar.
CFK: Nadie es perfecto, todos nos equivocamos. Quiero agradecerles que una vez más se han acercado aquí precisamente para conocer las medidas, porque es de biennacidos, decía mi abuela, una española, es de biennacidos ser agradecidos.
Fuentes:
*Discursos Presidenciales
*El Manantial (Ayn Rand)
*La Rebelión de Atlas (Ayn Rand)
Últimos Comentarios